A mí, me parece
mentira,
ver cazar a esa perra…
que por mucho que la
entierran
a todos enamora y
cautiva;
a rastros viejos se
aferra,
levanta pasión e ira
y sigue siendo
cautiva,
de los olores de la
sierra;
con desgano mira al
podenco,
con cariño al mastín,
no es sabuesa, ni
perdiguera
pero encuentra la
perdiz;
carece de raza pura,
no hace falta
puntería,
la paralela dispuesta,
sobra este día;
de su nombre no me
acuerdo,
tal vez, no tenía:
sus padres: del campo…
ella: romería;
que se enteren los que
quieran,
que no hacen falta,
forasteros;
que no son como yo:
que cazo, cobro y
quiero.
JM