Cuánto guarda…, lo que no se escribe; cuánto se alegra, lo que prescribe.
Un plazo, un tiempo indeterminado, una mano, sobre mano; cierto letargo.
¿Por qué no os vestís de aurora, os despojáis de sombras y volvéis a miraros por dentro? ¿Por qué no nadáis en alientos y voces de alba? ¿Olvidasteis nadar, o sois mudos?
Vamos, vamos desatando nudos; valdrá la pena. Ya no existe la condena, ondearán de nuevo las banderas, bastante tiempo en modo de espera, bastante tiempo allí, atadas con doble soga que ahoga y os ahoga.
Hay que echar de menos, lo que no conocéis; sólo veis, lo que veis, no lo que sentís. Con el corazón también se habla, si no lo mandas constantemente a callar. Te debes cubrir la boca o la cara, ¿ quién dispara?
Quiero enterrarme en agua y gritar; la sed, no me va a callar. Soy díscolo por obligación, pillo inconformista; viajero sin autopista, altruista en falso edén; notario, en juicio si perjuicio; juez…, juez; nunca parte si no reparte, el bien.
JM
Novela Vereda