Es verdad que escribo para sacar, no expulsar; lo que llevo dentro, sí. También es cierto que
si alguien no leyera lo que escribo, yacería de momento. Tal vez dependa de
otros, de alguien espléndido…
En cierta ocasión me preguntaron por qué lo hacía y casi, no pude responder. Es
necesidad por momentos, placer por placer. Si me obligan a hacerlo, no lo
consideraré y si el hipotético encuentro, se manifiesta como es, que sea rápido
y breve; que no me arranque la piel.
Tengo
que escribir, necesito
hacerlo; no lo hago yo y sí,
alguien de mis adentros. El ocio, en mi negocio, es fundamental; a muerte con él, con nadie más. Es río,
arroyo, mar…
Grita, quita y pone; evita y supone, mi
bienestar. Empaña mis tristezas y siembra alegrías de saludos a los que acudo, sin
rechistar.
Defiendo lo que pienso…
y lo que deseo;
no me parece feo
ver, lo que veo;
no son mis ojos, antojos
y sí, mi mirar infinito;
mimo al grito…
interior;
ese que nace de donde
sólo, sé yo.
JM Vereda