Fui
camino… y meta indiscreta, en mi recorrido; a fuerza de latidos, imagino, que valió
la pena. Me mojé cuando no llovía, gritando “mía”, toda la ilusión de un crío;
si no charco, sí río… de aguas limpias y claras que lavaban mis mañanas de
cualquier amanecer.
-
A las dudas, no acudas…- decía mi dentro yo.
Quien
sabe amar, disfruta amando; no cae en la desdicha y valora el llanto; de lo
tinto, hace tinto; de lo negro…, blanco.
Le
di color y calor a la prosa y aroma, al escrito; resultando bonito…, aquel
proceso. No me vale que los caudales se
guarden para siempre y huelan a rancio; a tal espanto, no me apunto.
Todo se reduce a dinero y por más que lo
pienso, no quiero ser tesorero; deseo ser hombre, hombre primero; persona,
caballero y si acaso no puedo asirme, a tal asidero…, que no me tachen de vil,
que no es lo que yo quiero…; anhelo ser capitán de mi barco, intentando ser
marinero.
JM Vereda 31/10/22