lunes, 24 de febrero de 2020


Fui camino… y meta indiscreta, en mi  recorrido; a fuerza de latidos, imagino, que valió la pena. Me mojé cuando no llovía, gritando “mía”, toda la ilusión de un crío; si no charco, sí río… de aguas limpias y claras que lavaban mis mañanas de cualquier amanecer.
- A las dudas, no acudas…- decía mi dentro yo.
Quien sabe amar, disfruta amando; no cae en la desdicha y valora el llanto; de lo tinto, hace tinto; de lo negro…, blanco.
Le di color y calor a la prosa y aroma, al escrito; resultando bonito…, aquel proceso. No me vale que los caudales  se guarden para siempre y huelan a rancio; a tal espanto, no me apunto.
 Todo se reduce a dinero y por más que lo pienso, no quiero ser tesorero; deseo ser hombre, hombre primero; persona, caballero y si acaso no puedo asirme, a tal asidero…, que no me tachen de vil, que no es lo que yo quiero…; anhelo ser capitán de mi barco, intentando ser marinero.

JM Vereda 31/10/22



No hay comentarios:

Publicar un comentario