“Quizás exista un tiempo, en el que mire
al mar; mientras, me quedo con mi río… y río”
Me río de los ateos, que al despedirse,
dicen adiós; me río de los finales que nunca tuvieron comienzo. Me río con mi
prosa, nunca rencorosa y gentil con ese río donde fío…, todo mi capital;
compuesto de rimas nunca cautivas y ganar de pelear, contra el gusto a lo
injusto, contra la falta de verdad. Dicen que se aprende a todo, incluso a amar…,
por qué no inventan el modo de escuchar a los sordos y a los ciegos… que ven
más allá.
Me hablan las olas de mi río, cuando río…, a solas. Me
río cuando lloro con mis versos; tal vez por eso, encadenado no quiero…, vivir
preso. Me hablaron de mí, de cómo era, de cómo fui; defendiendo lo eterno, al
silencio que no calla, al olor de una almohada mojada de sueños; preso ileso,
marioneta de circo, vuelo…, sin motor; era yo…; si no hubiera sido, me hubiera
perdido…, conocer a Dios.
JM Vereda 22/6/23