jueves, 7 de mayo de 2020


Le faltaba…belleza, a su cabeza; no por falta de  pelo, sí… por cabezón; poco podía alojarse, en tan preciado…salón. Lo intentó todo, de nada sirvió; siempre quiso ser él… y sólo era, yo. Un yo, constante y decidido, amante de ruidos vanos y de juicios cercanos a inadecuados precipicios.

Oveja…y pastor; rebaño y carnero. Nunca pensó en un luego, llegó al “ya está”. Para que ir más lejos, para qué ir más allá; creía que lo tenía todo… y no tenía “ná”.

Nunca se confesó…; él mismo era mandamiento y oración; sus misas, sin prisa…; ni sacristán, ni confesor; ni pijama, ni camisón a la hora de dormir. No tenía previsto… temer al sueño, que desde pequeño se presentaba indicándole que modificara su forma de actuar, no…confundido, hasta el final.

JM
Novela Vereda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario