Era el verso…
un compromiso extraño,
una obligada descarga
interior
que sin querer daño,
moraba en el
corazón;
un duende…
que de repente,
se mostró como era…
pillo lazarillo,
de camisa por fuera,
pecas en la cara
y sonrisa de bandera…
cómo no prestarle mi
mano,
cómo no cederle la
acera.
JM Vereda 17/2/23
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