Con niebla en la cara
y sombra en el pelo,
descubría su mirada,
con cierto recelo...
había llovido mucho,
antes;
el aire..., todavía no
soplaba,
los ungüentos y
pomadas,
aún, causaban desvelo;
¿por qué hablar del
antes,
si siempre, existe un
luego?
JM
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