-¿Por qué no cantarle
a la luna…?
-
Porque es una…
-
Ya…, somos dos.
Si no quiere compañía… de mi guitarra y yo, volveremos a la cuna donde él, nos
creó. Dios me dijo adiós, guiñándome un ojo; no fue antojo y sí, dirección. Ya
no me pierdo…, ya conozco el amor. Nunca será mi sacrificio, vicio; ni mi
desvelo, consuelo. Siempre habrá un luego, fuera de juicio.
JM
No hay comentarios:
Publicar un comentario