jueves, 22 de noviembre de 2018



-¿Por qué no cantarle a la luna…?
-         Porque es una…
 -         Ya…, somos dos. Si no quiere compañía… de mi guitarra y yo, volveremos a la cuna donde él, nos creó. Dios me dijo adiós, guiñándome un ojo; no fue antojo y sí, dirección. Ya no me pierdo…, ya conozco el amor. Nunca será mi sacrificio, vicio; ni mi desvelo, consuelo. Siempre habrá un luego, fuera de juicio.


JM



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