Para qué guardar tu recuerdo en la
mano…,
si lo llevo…, en el corazón;
para qué pintar el cielo de gris…
si no me gusta ese color;
para qué abrir las ventanas de un
mañana…
que carecen de cristales, tales…
que el sol…
es un diminuto enano vano,
que ni calienta, ni arde;
ni asoma…,
ni dice adiós.
JM
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