Me enterraron en la Serena…
y broté;
de
nada valió la falta de riego,
ni
las heladas de enero,
ni
los soles por doquier;
soy
acebuche bravío,
que
quita el sentío,
al
que me quiera ver;
recio,
eterno;
vivo
y juez;
con
compromiso infinito…
defiendo
a gritos,
mi
querer;
mi
querer no es otro,
es
usted, señora…
ole,
con oles…
con
oles, amén.
JM
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