Traigan violines y trompetas…
que la Serena, despierta;
suelten las aguas,
de los arroyos de la sierra
que aquí en el junqueral,
mi pastora asiste,
a quien le va a costar criar;
descarrilada oveja,
con múltiple alumbramiento
berrea y se queja,
todo…, son lamentos;
cómo taparle la boca,
si solo poesía, su escasa ropa;
de su pañuelo, bozal;
de su corpiño, anhelo;
del resto, lo que Dios quisiera;
ahora, no luego;
que era triple el parto
y deseado, el sosiego;
desnuda como vino al mundo,
se enfrentó a la tarea;
había nacido ya uno,
y otro, en puertas;
faltaba el último
y ganaría su apuesta;
había luchado mucho,
en tal contienda;
la zorra, a los gritos
buscaba presa;
allí se presentó,
con ánimos de recompensa;
sus manos, útiles de entereza
para extraer al borreguino,
sano y salvo,
como poeta
que con sus versos lanzó,
fuerzas y fuerzas;
no me mires ladina,
busca otra presa,
que Dios ha querido,
que todos, nacieran.
JM
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