En el
monte…
somos tóos iguales
y es la jara quien premia,
al perrero que sueña
salir victorioso de la mancha;
abandonando su cancha,
sin mirar al reloj;
una ladra
lejana…
luego, dos;
no t´aprietes toavía alana,
que aún es
de mañana
y está peleando el
sol;
dale tiempo al Lucero
que pare a aquel bicho;
ya se lo tengo dicho,
y no me da solución;
él, tiene su razón
y no le falta compromiso;
yo, ya
llevo roto un zahón
y las polainas podrías;
no esperaban a otro día,
p´acudir al agarre del marrano;
en una mano, el cuchillo
y en la otra, el corazón;
no me pidan el porqué
de este posible desvarío,
pero son los perros míos
y yo, su solución;
échense p´atrás si quieren…
tengo q´atender mis deberes,
y disfrutar de estos placeres,
con ayuda de Dios;
pronto llegó final,
de esta verdadera historia,
con aires de novia,
d´ aquel apuesto D. Juan. JM
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