Me faltaban días para cumplir
conmigo…, y cierto desatino me emborrachaba de desconcierto. ¿Sería aquel el momento o habría que esperar algún
otro? Siempre fui potro y no caballo entero, que desconocía el abrevadero para
calmar su sed; es esta, señora impaciente que no se presenta de repente y sí,
cuando es menester.
Dudaba si ya había escrito todo y
ese falso acomodo, traspasar mi piel; otrora húmeda y fresca, como geranio de
un mes. Pudo ser su flor, tal vez el destino, no sé…Lo cierto es que firmaba, este
papel; limpio, sin garabatos, ni sonrisas que esconder.
¿Qué se necesita para mirar hacia
adelante y ser navegante del más fabuloso bajel? Pensé en quedarme parado, con
cierto caos a mi lado y llanto, de digno bebé.
No había crecido, ni asumido…, mi
vejez.
JM Vereda 6/3/24
No hay comentarios:
Publicar un comentario