domingo, 25 de marzo de 2018


Llaman al cielo…,

los pitones de ese toro;

que con tanto decoro,

defiende mi torero;

las cinco de la tarde,

ya no habrá un luego...

el mañana, no existe,

ahí, en el ruedo;

huele a albero, a sangre…

y a  aire de misterio;

a oculto embrujo

de ojos sinceros;

por ti, vivo…

por ti…, muero.


JM






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