Llaman al cielo…,
los pitones de ese toro;
que con tanto decoro,
defiende mi torero;
las cinco de la tarde,
ya no habrá un luego...
el mañana, no existe,
ahí, en el ruedo;
huele a albero, a sangre…
y a aire de misterio;
a oculto embrujo
de ojos sinceros;
por ti, vivo…
por ti…, muero.
JM
No hay comentarios:
Publicar un comentario