Para qué defender la
rima…
que no se arrima, a
ti…
para qué el letargo…
que pasa de largo
y no cree en el
porvenir;
para qué operarme de
vista,
si el mismo oculista,
no ve…;
para qué colocar todo
al derecho,
cuando se encuentra
muy a gusto…
al revés;
para qué…
para qué…
para mirarte a los ojos,
verdadero antojo…
de bienestar.
JM
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