Aquel viejo poema…
me lo aprendí muy pronto;
entró en mí…
caló hondo;
como primera lluvia de otoño,
como preciso antojo
y como el guiño de niño, niño…
se quedó;
como un saludo sin compromiso,
como un loco lleno de juicio,
como dibujo coloreado
que tizna las manos...
y llega al corazón.
JM
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