La montería quería…
que yo fuera montero;
también la jara,
me inyectaba
desvelos;
aquella era sabia
y yo, un simple perrero;
dos mastines, un alano
y veinte podencos;
toa la mancha pa mí,
no quiero compañeros,
esa mujer que tanto sabe,
conoce lo que siento;
siempre romperé monte,
aunque esté medio muerto.
JM
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