Campario; Barranquera
A criaillas andaba Migué…
aquella mañana;
perra churra y garrota,
con poco quejacer;
lasovejas por sí solas,
andaban por doquié;
si argo se llevaban a la boca…
estaría bien;
en el ajao zurrón de pier de cabra,
un cacho tocino
y mendrugo de antié;
aquellas patatillas,
darían gusto y querer;
la sal le faltaba,
no era menester;
más feliz que naide,
aquel cerro de diente de perro
y él;
a media costana,
la perrina sapretó en ganas,
latiendo a un no sé qué;
ciertas paeres de antaño,
que por milagro,
sellaban su aparecer;
algo relució en la tierra
en el mismo sopié;
apartando a su compañera,
evitando la espera,
se dispuso a proceder;
desenterrando con su navaja,
tó lo que tuvo a bien;
había nacío un altar,
en un cerro de la Serena;
con su jato lo lavó,
en aguas de Gualefra;
brillaba como nunca lo hizo
y aquel crucifijo,
de paz y gloria,
nadará en la memoria,
por los siglos,
de los siglos.
JM
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