De capa, un delantal
y de embrujo, la muleta;
en esta tarde indiscreta,
hubo mucho que hablar,
para que salieran las cuentas;
dos veces sonaron las cinco
y a las diez, ya era de noche;
de nada valen los reproches,
si el toro asoma,
negro como una broma
que no nació para ello;
¿ quién le cortaba las orejas
faltando luz y torero?
¿ Quién se toma la corrida,
con tan poco esmero?
Siempre habrá quien diga…
que si ese animal no valía,
por qué no uno nuevo;
si no vale para lidia,
valdrá para recuerdo.
JM
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