martes, 14 de febrero de 2023

Los abrazos...

 

Los abrazos…; sí, hasta fuera de plazo; por qué no.  Es lo que hay que hacer: abrazar y abrazar, por simple placer,  y a quien no se lo merezca, también. El primer abrazo, que llegue y su despedida, que no suene. Por qué volver la cara, cambiar la mirada, hasta el propio ser; no hay que ser como la gente, y sí,  distintos. Si hay que enseñar algo, es eso.

Nos odiarán por ser diferentes y crearán cierta incertidumbre, al vernos encender la lumbre, sin ayuda de papel; y porque nuestro grito no obedezca a delito y sí, a puro placer y para que nuestra sangre de luna, sea la oportuna y fiel. Dichosa compañera, en tantas noches de espera y auroras de satén.

 Cuando empezó, nunca creyó acabar; aquel trecho le había hecho, no cambiar de opinión. Si no otro, distinto corazón. Todo lo escribió; tuvo tiempo para ello  y sería delito para él, esconder lo que llevaba dentro. El poema más tierno, el verso más sutil; aquel que calara hondo en su corazón juvenil; repleto de emociones, vida y porvenir. Pensó en un cielo distinto, tal vez de abril; infinito…, sí.

 

El mayor  abrazo…

no vio el final,

disfrutó del principio;

con sólo mirar;

ahora,  ya…

desaparecieron  los lazos,

                no se sabe… abrazar.

 JM  Vereda 22/5/23

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario