... el ciego sabe que el mar es mar, no
porque lo vea; lo siente caminando descalzo por la orilla de la playa. Oyendo
rumores lejanos que cada mañana se presentan a saludar las olas que vienen y no
van. Inspira e inspira, una y otra vez; notando
lo lejos, lejos, siendo su alma espejo, donde descansar. Se siente bien…
Quien mira…
siempre se lleva algo;
tal vez el olor,
quizás…, el daño.
…duele lo que
se deja atrás y se desconoce lo que viene;
ya no entretiene mirar y mirar. Los ojos que más ven…, permanecen siempre
cerrados.
JM Vereda de
Verdad
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