Leí lo que decían tus ojos,
no lo que escribía tu pluma;
tu mirada no me abruma,
ni vivo en antojos;
pude abrir el cerrojo
y descubrir una estupenda cuna
donde mecer los poemas,
uno, tras otro.
JM Vereda 24/5/22
No hay comentarios:
Publicar un comentario