miércoles, 25 de mayo de 2022

Aquella mañana...

 

Aquella mañana…., quiso vestir a la Serena, de vida. Había llovido y llovido; luego, se formaron arroyos de latidos que  golpeaban pizarros y veredas,  buscando maneras de llegar los primeros. Había que competir,  como hace hombre que no esconde, su decir.

Fueron primero, gotas de lluvia exentas de lujurias y malsentir; más tarde cielos con celo, manojos de tequieros, en aquella lluvia de abril. Sentir exquisito, al borde del delito en cárcel nunca hostil.

No toda la lluvia, moja; alguna cala. De nada vale secarse si ha calado hondo; hombro con hombro, saludando a las mañanas que encienden días y  nuevas ganas;  sonoras campanas de lindo porvenir que inciten a la calma para ser calma; a la vida, por ser vida; tú, por ser tú y a la lluvia, lluvia…  de eterna juventud.

 

Serena, serena…

quién te tuviera,

a mi lado siempre,

de compañera.

 

JM Vereda 29/2/24

 

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