Mi corazón…
tú sabes bien donde para;
no necesita posada
y sí, tu decir;
juega con los arroyos de agua clara,
trinos de madrugada,
con olores de jazmín;
al alba…
déjame Serena ,
recitarte mi dulce pena,
arriesgándome a la condena,
por ser feliz,;
ya llegaron los días,
envueltos en la alegría
que mora en mí;
sé, que eres señora con amantes
y cuanto antes,
debo acudir ;
llevo en mi equipaje,
este mensaje,
para ti;
no encontré la manera,
de abrazarte Serena,
si no era así;
ya tienes quien le cante,
escriba , llore
y recite, así.
JM
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