…y el llegó el día,
vestido de alegría,
volviendo a ser yo;
arropado y desnudo,
con verso y saludo,
acudí…
a visitar ese entrañable mundo,
gentil;
tierno como un amanecer;
exento de ruidos,
dicha y placer;
…y me encontré a gusto,
conmigo mismo,
desatando cierto susto,
necesario;
partidario de la caricia,
hermano del abrazo;
de las arrugas del tiempo,
en aquellas manos.
JM Vereda 9/2/23
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