En la escuela…
aprendí a escribir y
leer;
en la vida, a mecer
los sueños de un
poeta;
con mirada indiscreta
y rebelde
sentir;
no me digan a mí,
qué era la palmeta,
que también la sufrí;
una veces en la manos,
otras, dentro de mí;
todo ello me forjó
y me hizo así…
revolucionario y
presidiario,
en una cárcel, gentil.
JM Vereda 20/2/23
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