La jara…
en la cara;
la ladra,
en el corazón;
si no hay disparo,
ahí entraré yo.
Ya desabrocho el cuchillo,
ya ladran “ a parao”;
échate a un lao,
alano viejo;
que sintiendo tu pellejo,
hincaré el cuchillo;
tú no lo sueltes
que luego, al verte
te echaré bien de comer;
te pondré la perra que quieras,
y las crías sabrán quién fue…
aquel alano eterno,
amigo fraterno del buen querer;
valías pa to…
en el monte y en la briega,
contestando en maneras,
los eternos porqués.
JM Para ti, hombre; para ti.
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