lunes, 29 de enero de 2024

... y me acostumbré

 

… y me acostumbré a no tener a nadie para recitarle el poema que acababa de escribir; a mirar siempre al cielo y no a los espejos que pudieran maldecir; a recoger la lluvia en mi  mano, no sentirme vano y sí, completo adalid.

 Sentí… que los abrazos fuera de plazo, no gozan de porvenir; que  un guiño a deshoras  vale más que mil noches de alcoba; que no puedo barrer sin escoba y que si leo, no puedo escribir.

Sé… que existen  mundos profundos, llenos de vida compartida entre el gozo y deseo nunca feo; amantes de un antes fabuloso e inquieto.

Por todo eso…


Abrázame…

cuando llegue el día;

la noche viene pronto;

no llama, no pía.

 

JM

 

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