Cuando se está mucho tiempo solo, dudas de ti; no de
la soledad. Él mismo escribió que cuando las lágrimas no pedían permiso, el
dolor era puro; ya que para modificar el mundo, no es necesario una guerra;
solo hay que edulcorar los pensamientos de los demás. Para arreglar los
entuertos, la mejor arma será siempre el diálogo y la mejor firma, estrechar
las manos recitando un poema que nazca
de dentro. Un cerca, sin lejos y cierta íntima mirada que poco a poco llegue;
acercando a un olor de aventuras que,
hasta a oscuras, se dejen ver.
Serán los versos quienes abran las puertas; quienes
pongan en alerta todo nuestro ser. Entrarán en nuestras vidas, sin saber por
qué. Por qué no acudir a ellos, si son
nuestro sentir; por qué mirarlos de reojo, si así somos felices. Por qué, por
qué…, siempre por qué; un poema bien recitado quita. hasta la sed.
Siempre valdrá la pena…
recitar un poema
a quien desee oír;
crear una entrañable melodía,
donde las noches y los días,
no se vistan de gris;
disfrutar de pensamientos de
gloria
que en la memoria…
anidarán.
Vereda de verdad…JM
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