Pudo decir quien dijo que hiere más el olvido, que el disparo; que las manos de los sanos,
son limpias si no se embarran en codicia
y necedad. Que los deseos ingenuos en pinturas abstractas, retratan dignos seres con cometido y equidad. Que…, carece
de cura la aventura de la vida y nadie lo puede parar.
Entre el nunca y el siempre…
existe un recorrido, presente;
algunas alegrías,
algunos ruidos;
intervalos que esconden…
insospechados caminos.
Cuando
gocen los sinceros escritos de sanos delitos, la pena se debería condonar; se
impone desobedecer, por supuesto que sí. Ante una injusta justicia por falta de fe; quien manda es el alma y ahí, sí
debo obedecer.
JM Fb y Vereda
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