Siempre
existirá un hombro…
en el que
recostar la cabeza,
un sinfín de
tiernos ruidos
que como
latidos…
se dejen
oír;
una mañana
de niebla
con llanto
sin tristeza
y lluvia, de
abril;
cierto olor
a algo bueno
y fiesta
interior;
porque…
cuando piensa se con el corazón,
no hace
falta la razón,
para que la
certeza,
encuentre
solución.
JM Vereda 9/2/22
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