Me acostumbré… a no tener a nadie para recitarle el poema que acababa de escribir;
a mirar siempre al cielo y no a los espejos, que podrían maldecir. A recoger la
lluvia en mi mano, no sentirme vano… y sí, adalid.
Sentí…, que los abrazos fuera de
plazo, no gozan de porvenir; que un guiño a deshoras vale más que mil noches de
alcoba; que no puedo barrer sin escoba… y que si leo, no puedo escribir.
Sé…que existen mundos profundos llenos de vida
compartida, entre el gozo y el deseo nunca feo; amantes de un antes, fabuloso e
inquieto. Por todo eso…
Abrázame…!!
cuando llegue el día;
la noche viene pronto,
no llama, ni pía
JM Vereda 25/1/24
No hay comentarios:
Publicar un comentario