jueves, 23 de enero de 2020


Me acostumbré… a no tener a nadie  para recitarle el poema que acababa de escribir; a mirar siempre al cielo y no a los espejos, que podrían maldecir. A recoger la lluvia en mi mano, no sentirme vano… y sí, adalid.

Sentí…, que los abrazos fuera de plazo, no gozan de porvenir; que un guiño a deshoras vale más que mil noches de alcoba; que no puedo barrer sin escoba… y que  si leo, no puedo escribir.

Sé…que existen mundos profundos llenos de vida compartida, entre el gozo y el deseo nunca feo; amantes de un antes, fabuloso e inquieto. Por todo eso…

 Abrázame…!!
cuando llegue el día;
la noche viene pronto,
no llama, ni pía

JM Vereda 25/1/24


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