martes, 21 de enero de 2020


No…, porque nadie te entienda, tú estás confundido; no todos los ladridos…, provienen de los mismos canes que a falta de panes, suspiran latidos. Lo que pienso, lo que digo…, en lo que persigo no figuran esculturas de paño; otrora y antaño, daño; ahora…, señoras.

A las feas deas, de riquezas y lujosos espejos, mientras más lejos, mejor; mi Dios, compromiso eterno, gigante y sueño; dueño de mi yo. A ese…, veneración; absoluta veneración.

Ya me defenderé a gritos, enterrando a malditos deseos de gloria, que en mi memoria…, no figurarán: ya mi prosa, será otra cosa; nunca rencorosa, más llana, más real. Más ama…, de mi bienestar.

JM Novela Vereda.



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