Con calma…,
al alma le pregunté:
¿Le tengo que hablar de tú, o de usted?
- Si lo hace con cariño,
no tiene por qué…
elevar un trato
que suponga frontera y espera
de un después;
mírame a los ojos,
siéntete bien,
no me hables bajito…
ya me enteré;
ahora…, grita y grita;
y firma en un papel…
que al cobarde nadie le aplaude,
ni se acuerdan de él.
JM Vereda 16/4/24
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