Unía a las
mataduras de su cuerpo,
un bienestar
perpetuo
y una sonrisa
de atrás;
cierta vida
vivida,
un cajón de maneras,
donde
bailaban las penas,
en un mismo
compás;
un guiño de
saludo
que como
pudo…
sostuvo y
luego lanzó,
a quien sueña
en la vida,
con un
corazón en una mano
y en la
otra, su yo.
JM Vereda Nov 23
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