Deseaba
veros, verso
y hablaros
de usted;
tal era mi
prisa…
que hasta
las mangas de mi camisa,
rajé;
sé que es complicado,
acercarme a
su lado
y que le
venga bien;
le recito
este poema,
si es menester;
porque hasta
en el olvido …
me acordé
y en las
frías mañanas,
desnudo, me
senté;
me faltaba
su abrigo
y el olor,
de su piel.
JM
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